Beatriz García Guirado: "El caso más parecido al de la Dalia Negra en España es el crimen de Alcácer"
Beatriz García Guirado publica 'La chica muerta favorita de todos', un libro en el que compila todas las teorías sobre el asesinato de la actriz Elizabeth Short
James Ellroy: "No hay ningún misterio en la muerte de Marilyn, no se puede beber como ella bebía"

Beatriz García Guirado (Barcelona, 1983) es periodista, escritora y docente. Ha escrito un libro fantástico sobre el asesinato de Elizabeth Short, una actriz de 22 años que apareció cortada por la mitad en Los Ángeles en el año 1947 y que fue bautizada por la prensa como la Dalia Negra. El libro se titula La chica muerta favorita de todos y ha sido editado recientemente por Libros del KO, sello especializado en no ficción. La obra de García Guirado es una mezcla de géneros con la que pretende acercarse al punto de vista de la víctima, generalmente relegada a un segundo plano y despachada con los calificativos de prostituta o buscafortunas. La autora también escribió las novelas El silencio de las sirenas, La Tierra hueca y Los pies fríos, y el ensayo Ballard Reloaded.
Pregunta.¿Cómo surge la idea de escribir sobre un crimen cometido hace casi ochenta años en EEUU?
Respuesta.Fue muy raro, porque yo no conocía el caso. A mí me propusieron escribir un capítulo en un libro sobre David Lynch y el ocultismo en su obra. Investigando, descubrí que Lynch estaba obsesionado con el caso de la Dalia Negra. Decía que era, junto con el de O. J. Simpson, un misterio que hacían soñar. Y a mí me pareció súper raro que Lynch, al que adoro, dijera que un feminicidio era algo que le hacía soñar. Así que empecé a buscar información y me di cuenta de que había mil versiones alternativas de lo que le ocurrió. Que no se decía nada sobre ella, o casi nada, y lo que se decía era que era prostituta o amiga de gángsters. Había una especie de guerras culturales en torno al caso, un puñado de gente y sus acólitos intentando resolver el crimen. Quise escribir una novela, pero me di cuenta de que la realidad superaba la ficción.
P.¿Es ahí cuándo decide apostar por la no ficción?
R.Conocí a Larry Harnisch, que es el hombre al que yo le escribo cartas ficticias, que nunca lee. Empecé a escuchar su podcast, con todas sus teorías, porque él quiere resolver el caso realmente y desacreditar a todos los que se aprovechan del mismo. Me hice mega fan. Pensé en ir a Los Ángeles y centrar el libro en toda la industria macabra en torno al caso de la Dalia. Mantuve una conversación con Harnisch y me prometió que, si no hablaba con sus enemigos, me guiaría por todas las escenas del crimen real. Pero el día antes de mi viaje a Los Ángeles, le escribí para quedar y dijo que había cambiado de opinión, porque no quería que lo reinterpretara. Me di cuenta de que realmente todos, incluso él, estaban haciendo lo mismo con Elizabeth Short. No se sabía casi nada de su vida, pero todo el mundo maleaba un poco lo que se sabía de ella para resolver el caso. Y mi libro iba a ir de eso, de estudiar las teorías de estos detectives de sofá, para poco a poco, acercarme, a partir de la mentira, a lo poco que sabemos de la verdad. Que es quién fue ella.
P.Pero usted aprovecha bien ese plantón que le dio el experto...
R.Larry me dio el libro. Si hubiera dicho OK, se hubiera convertido en una especie de Don Quijote, y el libro hubiera sido un publirreportaje sobre él, porque yo lo admiraba demasiado y él intentaría controlar el discurso. Lo mejor que me pasó fue que me hiciera ghosting.
P.¿Cómo define el batiburrillo de géneros que es su libro?
R.Creo que es un ensayo a la anglosajona. Estamos acostumbrados a que las cosas sean una o la otra. Pero hay otra forma de ensayo posible. Me viene a la cabeza Leslie Jamison y un montón de gente que está haciendo otras formas de ensayo en las que media un poco la ficción o la autoficción y la crónica.
P.La Dalia Negra sigue muy de moda, acaba de aparecer en el último libro de Michael Conelly...
R.Sí sí, lo menciona. Tiene una de las subtramas que va sobre ella. Juan Carlos Galindo también también la nombra en su última novela.
P.¿Tenemos algún caso parecido en España?
R.Mucha gente me lo pregunta y acaba siempre saliendo la referencia al caso Alcácer. Tiene cosas parecidas, aunque desde luego no hay una literatura como tal como con la Dalia, pero sí que tiene todas las conspiraciones tejidas en todo mal caso, historias alternativas... También tenemos nuestros detectives de sofá. Pero nosotros miramos Alcáser con una distancia, que en EEUU no hay, y no creo que sea debido a los años que han pasado.
P.¿Hay una forma distinta de acercarse al crimen?
R.No sé si me parece más sana la nuestra, ¿eh? Porque yo estuve en el Museo de la Muerte, y a mí esos tours en limusina, y esas escenas de crímenes anónimos tapizando paredes, me dan un poco de grima.
P.En España no tenemos visitas turísticas a escenarios de crímenes, ¿no? ¿o sí?
R.Creo que aquí también las hay, pero se llevan más entre colegas o en pequeños grupos. Hay un montón de gente que tiene canales de YouTube, y cuenta crímenes, y los cuenta de manera muy escabrosa. Sí que hay esa morbosidad. Lo que no hay, y que sí tienen los yanquis, es un modo de narrar. Ellos todo lo convierten en algo narrativo.
P.Hablemos de James Ellroy, que escribió quizás la novela más famosa sobre la Dalia Negra. Tuve la suerte de entrevistarle en febrero y me dijo que no sabemos quién fue el autor del crimen, pero que quien lo hizo seguro que no volvió a actuar, porque el nivel de violencia fue tal que no necesitó matar a nadie más, ¿qué le parece esta afirmación?
R.Ellroy ha tenido una larga tradición de estar muy pegado al caso de la Dalia. A veces para bien y a veces para mal. Escribió una muy buena novela negra, pero la familia de Elizabeth Short estaba muy enfadada, porque solo habían transcurrido 40 años y él daba nombres y apellidos, y además hacía un poco de luz de gas, situando a la víctima con vibradores en escenas porno. Fue un poco de mal gusto. Y luego dijo que era una homenaje a su madre... A mí me sorprende que le haya hablado, porque en un momento dado juró que no iba a hablar más del caso de la Dalia negra en su vida y que no iba a responder a más preguntas.
P.Soy un afortunado entonces...
R.Sí, él dijo que no quería saber nada más del caso. Todos los detectives aficionados iban tras él para que les escribiera los prólogos de sus libros y estaba como muy abrumado por todo. Pero bueno, yo creo que está en lo cierto. Por lo poco que sé y tras hablar con psicólogos a los que les interesa mucho todo esto de los patrones criminales, hubo muchos feminicidios en aquella época en Los Ángeles, pero no hubo ningún patrón similar al de la Dalia. Hay un ensañamiento posmortem, sobre todo. John Douglas, el Mindhunter, perfilador del FBI, creía que ella tenía un vínculo con su asesino, que a lo mejor tenían una relación o habían pasado una semana juntos, porque ese ensañamiento es muy emocional. Posiblemente al asesino se le cruzaron las cables por algo. La dejó en un vecindario que él creía que tenía vínculos con ella, quería mandar un mensaje al mundo, porque normalmente si matas a alguien lo dejas en el desierto o lo entierras, lo escondes, pero él la dejó a la vista de todo el mundo, como para dar un escarmiento a los vecinos. De hecho, algunos historiadores piensan que el vecindario es una clave.
P.¿Y cuál es la hipótesis de Beatriz García Guirado?
R.No es una teoría seria, pero hablo del pipeo, de la comedia intelectual. Quien sea mató a Elizabeth Short, pero el cine, de alguna forma la ha rematado. Porque la ha convertido en mito. Y de ese mito no se puede salvar nadie, está tan extendido que se ha comido a la verdad y es imposible escapar. Había muchos abortos ilegales en aquella época. Tal vez pudo someterse a uno de ellos y morir. O a alguien se pasó con las anfetaminas, la cafeína, etcétera. El asesino era sumamente inteligente porque no dejó pistas. No sé si fue premeditado desde el inicio, pero no dejó ni una maldita huella. Eso lo convierte en alguien bastante hábil.
P.¿Podemos hablar del crimen perfecto?
R.Desde luego no se va a resolver ya. No he tenido acceso a los archivos, pero sí he hablado con gente que lo tuvo. Y no deben significar demasiado porque siguen trazando teorías que no llevan a ningún lugar.
P.Aprecio mucho cariño a la víctima en el título de su libro...
R.Pues no es mío, ¿eh?
P.Ah, ¿no?
R.No, es una frase de la novela de Ellroy. Pero en ella está en un contexto menos cariñoso.
P.¿Y de Los Ángeles qué me dice? ¿Qué papel juega en el crimen?
R.Es como darle un sentido holístico al crimen. La muerte de esta chica se explica en un contexto, una ciudad y una época. Es la gran metáfora de Los Ángeles de posguerra, donde una mujer sola, deambulando por la ciudad, era la víctima perfecta. Una chica perdida que había trabajado de camarera, de modelo de sombreros, y que era una vagabunda, que compartía habitaciones y se buscaba la vida sin saber qué iba a encontrar. Tenía 22 años y estaba perdida, era una persona corriente que llegó al estrellato de una forma muy triste.
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