José Vega de los Reyes: “Aún se ve al gitano desde la otredad, hacen falta contradiscursos”

José Vega de los Reyes posa con su libro.
José Vega de los Reyes posa con su libro.
Fran Pereira

13 de mayo 2025 - 03:20

José Vega de los Reyes (Sevilla, 1985) nació y creció en el barrio de la Macarena, en el seno de dos familias romaníes que han sido fundamentales en la construcción de su identidad. Diplomado en Trabajo Social por la Universidad Pablo Olavide, su trayectoria está muy vinculada a la militancia en defensa de los derechos del pueblo gitano, un compromiso que refleja en sus labor investigadora y divulgativa. Fruto de ese camino son los ensayos ‘El rostro gitano en la religiosidad popular andaluza’ (2015) y ‘Gitanos y Carnaval de Cádiz, un trinomio inquebrantable’.

Pregunta.–El Dios de los gitanos, un título muy sugerente...

Respuesta.–Bueno, puede ser sugerente pero se trata de un trabajo de investigación que hacía falta y que me ha llevado muchos años. El primer objetivo era ir más allá de los aspectos sociales y folclóricos que acompañan siempre al pueblo gitano, y abordarlo desde un punto de vista distinto. No se trata de una publicación que hable de payos y gitanos, sino de una publicación que quiere llegar a la gente de a pie y que entiende la diversidad del pueblo gitano.

P.–¿Y qué podemos encontrar en dicho estudio?

R.–Es una aproximación a la espiritualidad romaní y su impacto en la religiosidad andaluza, y lo hago desde la vivencia espiritual del pueblo gitano y desde una perspectiva multidisciplinar que aborda historia, sociología y experiencias personales. Para ello, se ha realizado una muestra de entre 200 personas de toda España, personas de diferentes creencias y religiones, algo que no se actualizaba desde 2011.

P.–Porque al final, ¿se sigue viendo al pueblo gitano desde una misma perspectiva?

R.–Evidentemente, se nos sigue viendo desde la otredad, y creo que para mirar a la diversidad hay que hacerlo desde una mirada limpia. Ya lo dijo en su momento el poeta y escritor Pepe Heredia, hacen falta contradiscursos y derribar los tópicos.

P.–Este 600 aniversario de la llegada del pueblo gitano a España, ¿debería servir como punto de inflexión?

R.–Esa es la idea. Hoy en día se están haciendo cambios, pero van muy lentos. Hace un año que se aprobó le ley de igualdad de trato, el antigitanismo como delito de odio, pero todo va demasiado lento, y al final, seguimos teniendo, en ciudades como Sevilla o Valencia, por ejemplo, un 86% de personas en situación de exclusión social.

P.–¿Qué echa en falta entonces?

R.–Primero, que cualquier entidad vinculada al pueblo gitano no esté siempre bajo la adscripción de organizaciones sociales. Sería bueno, por ejemplo, que hubiese más instituciones de otra índole, como institutos, Cátedras de Cultura Gitana o que pudiéramos estudiar nuestra lengua, que a día de hoy no se puede, y es algo que nos duele. Me gustaría que esta efeméride que celebramos este año sirva para provocar un cambio en las políticas, que no sean esos ‘días señalaítos’ que dice la letra por seguiriyas cuando se acerca el día del pueblo gitano, y al final todo se quede ahí.

P.–Ahora que acaba de pasar la Semana Santa, ¿qué le ha aportado el pueblo gitano?

R.–Muchas cosas. En el libro se recogen temas que hasta ahora nunca se habían reseñado en una publicación, y que hablan de la relación romaní con las cofradías, una relación que data del siglo XVIII, y ya no sólo por las hermandades, sino también por la estética. También, de la incorporación de los gitanos a las cofradías, como ocurre con la Hermandad de los Gitanos de Sevilla, y por supuesto, de la saeta e incluso de la inspiración romaní existente en muchas marchas procesionales.

P.–La historia, se mire por donde se mire, siempre ha tenido un toque romaní....

R.–Sí, por supuesto. De hecho, en uno de los capítulos del libro cuento 60 microhistorias sobre personas gitanas que han tenido un papel destacado en las cofradías andaluzas, y ahí encontramos nombres como Manolo Caracol, Manuel y Antonio Mairena, la Niña de los Peines o La Macanita. Dentro de ese grupo no sólo encontramos a artistas, sino también a capataces o figuras como Sebastián Miguel de Vargas, que fue el fundador de la Hermandad de los Gitanos de Sevilla.

P.–Dentro de esa religiosidad gitana, ¿qué podemos subrayar?

R.–Sobre todo el proceso de evolución que ha tenido, dentro de un contexto contemporáneo. Ahí debemos tener especial atención con la Iglesia Evangélica de Filadelfia, que en las últimas décadas ha tenido una amplia expansión dentro del pueblo gitano y que ha tenido y tiene un especial impacto dentro de la identidad gitana contemporánea.

P.–¿Cree usted que existe en nuestra sociedad cierto antigitanismo?

R.–Sí que existe, pero desde un punto de vista estructural. Pienso que existe un antigitanismo estructural y eso al final desemboca también en racismo.

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