“Como país, España tiene que mejorar en lo referente a las familias”
Pedro del Castillo | Periodista

Pedro del Castillo es periodista y comunicador. Ha trabajado en televisión y radio, dedicando su carrera a contar historias inspiradoras y de superación. Tras el nacimiento de su primera hija, decidió compartir su día a día como padre primerizo a través de las redes sociales, en las que ofrece una visión cercana, sincera y divertida de la familia. Diario de un padre primerizo (Espasa), su primer libro, es una ventana abierta a las dudas, los miedos, las risas y las lecciones que trae la paternidad.
–¿Cómo cambia la paternidad y la maternidad?
–Te diría que cambia totalmente, en mi caso 180 grados. Tenía una manera de entender el mundo, el trabajo, el éxito, mi día a día y, a raíz de tener a mi pequeña, todo se vino no abajo, pero sí que cobró un sentido distinto. En mi caso lo he vivido como un auténtico regalo, un regalo cansado que requiere muchas renuncias, sacrificios y momentos duros, pero maravilloso.
–Todas las familias con hijos han pasado por ese punto de ‘primera vez’. ¿Qué le animó a contar su historia?
–Lo principal era que había aprendido muchas cosas a lo largo de esos tres años. Creo que la llegada de un niño te aporta mucho aprendizaje en muchas áreas de la vida, la pareja, el trabajo, lo personal, el proyecto humano... Quería compartir todo eso desde un punto de vista, no como un experto que quiere sentar cátedra, sino desde un padre a una madre, a otro padre, a un abuelo, a una persona a la que le gustaría formar una familia, expresando lo que he aprendido, las experiencias positivas, las más negativas, los aciertos, los errores... con el objetivo de entretener, de divertir, de emocionar. Conocemos las historias de muchas madres, pero quizás las de un padre, aunque no sea el primero, están menos vistas.
–¿Cuál cree que es el desafío más inesperado que conlleva la paternidad?
–En un primer momento te diría que cuidar a los hijos, que parece poca cosa, pero desde que nacen tienen como objetivo romperse la cabeza (risas). Una vez van creciendo y pasan los primeros meses, el gran objetivo y quizás el gran desafío es educarles de manera completa: no tanto como yo quiero que aprendan las cosas, sino como a ellos les vaya a venir bien en un futuro para poder desarrollarse.
–¿Cree que el punto de vista de un padre sigue siendo diferente al de una madre?
–Por lo que a veces veo en redes, sí que todavía hay mucho por recorrer en ese sentido. La madre ocupa un papel muy importante y necesario, porque la figura de la madre es impresionante, pero yo hablo más de lo que tiene que ver con la corresponsabilidad, la implicación en la crianza, el reparto de tareas... Ahí queda por caminar y conseguir algo mucho más equilibrado o, por lo menos, consensuado por la pareja.
–¿Es posible ser padre, pareja o profesional sin perderse por el camino?
–Sí, es posible, pero es muy difícil porque en nuestro entorno hay muchas complicaciones. Hay factores externos, a nivel profesional o social, que no dependen de las decisiones que tomemos o están atados a circunstancias que no controlamos. Por eso es tan necesario a veces la ayuda por parte de las empresas y de la familia.
–¿La conciliación existe? ¿Es uno de los mayores retos que afrontan los padre y madres hoy en día?
–La conciliación existe porque conocemos historias de padres y madres que lo están consiguiendo, pero es uno de los grandes retos que nos queda por conseguir. Las empresas o, subiendo de nivel, la administración y los Gobiernos han de implicarse con las ayudas y los permisos. Lo positivo de vivir en un mundo global es que podemos compararnos con países que están actuando de otra manera y les va bien. Entiendo que puede dar un poco de miedo por cómo resultará, pero tenemos países cercanos que han tomado medidas a favor de la conciliación y la familia y les funciona. Se está avanzando, pero queda bastante por recorrer.
En la educación y la crianza, tenemos el deber y la obligación de hacerlo bien. Eso no cambiará nunca”
–“Una sociedad que se centra en la familia acierta”. ¿Tenemos esa sociedad?
–Ahora mismo no. Lo podemos ver en los datos estadísticos. España es un país que está envejeciendo, ha bajado mucho la natalidad. Si es porque la gente lo está decidiendo, eso es la libertad. Pero lo que nos dicen muchas encuestas es que hay mucha gente que querrían tener hijos pero no pueden por circunstancias externas, no por una decisión personal. Vivimos en un gran país, es una realidad, pero también en un país que todavía que hay muchas cosas que mejorar en ese aspecto, sobre todo en lo que se refiere a los niños y a la familia.
–Las redes sociales ‘imponen’ un modelo de familia ideal. ¿Hemos de abrazar la imperfección?
–En las redes sociales vemos las cosas más ideales, más perfectas; al final lo que se quiere compartir es lo bonito de la vida. Pero sí que veo que se ha puesto más de moda compartir todo lo contrario. Creo que se está equilibrando y nadie se mete en este mundo de la familia y de los hijos pensando que se va a encontrar todo perfecto y que va a ser un camino de rosas.
–¿Cuáles son las mayores dificultades a las que se enfrentan los padres y madres del siglo XXI? ¿En qué cambian con respecto a las de nuestros padres?
–Hoy en día, simplemente el hecho de conseguir sacar adelante una familia creo que es bastante más complicado que antes en términos económicos, de organización, de vivienda... Pero creo que uno de los grandes retos que nunca va a cambiar va en la línea de la educación y la crianza. Como padres tenemos no sólo la posibilidad, sino el deber y la obligación de hacerlo bien. Y eso no es tan fácil.
–¿Le han educado sus hijos?
–Sí. Gracias o debido a ellos me he equivocado; esas equivocaciones han sido una oportunidad para después aprender y el aprendizaje acaba en educación. Para mí, el haber sido padre ha sumado mucho a mi vida.
–¿Eres el padre que imaginaste ser?
–No. Creo que no me hubiese imaginado estar en este punto por muchos motivos, por prejuicios, por tópicos... Yo entendía la paternidad como algo más añadido a tu vida, pero no ha sido una cosa más, ha sido la cosa. No imaginaba que podría disfrutar de cosas ordinarias que son las que me están haciendo feliz, el hacer de lo ordinario algo extraordinario.
También te puede interesar
Lo último