Flores, volantes y mucho selfie
Jerez encara la recta final de la semana con un miércoles en el que el calor se hizo presente y el templete se llenó de mujeres para celebrar la tradicional convivencia de asociaciones
Así bailan una italiana y un chino sevillanas en la Feria de Jerez

El 513 para hoy. Grita el cuponero en la entrada de la Feria por la avenida Álvaro Domecq. Se esconde del sol como puede mientras un grupo de mujeres entra en el Real cantando camino de las arenas. El Paseo de las Palmeras sí que parece un camino de arena infinito bajo un sol de justicia. Los que llevan acudiendo a la Feria desde el principio repiten que es el mediodía más caluroso de lo que va de semana y la sombra se cotiza alto.
El miércoles de Feria es tradicionalmente el día de las mujeres. Ellas son la fiesta, el baile, el cante. El día señalado en el calendario para reunirse e ir juntas a pisar el albero. Y se las ve sin prisas, sin horarios, sin ganas de marcharse porque “qué bonita es nuestra Feria”.
Poco antes de las dos del mediodía, en el templete no cabía un alfiler en la tradicional convivencia de la Feria de las asociaciones y federaciones de mujeres de la ciudad. La alcaldesa, María José García-Pelayo, no quiso perderse la cita y compartió escenario con la artista Kina Méndez y Felipa Medrano. La regidora puso en valor la aportación histórica de las mujeres para la consolidación de la Feria del Caballo, y su trabajo en todas las labores necesarias para que el recinto ferial brille gracias a las tradiciones de las que se precia Jerez, el caballo, el vino y el flamenco, pero también la gastronomía y la moda flamenca.
Unas cuantas horas después, de una caseta junto al templete sale un grupo de mujeres vestidas iguales, una de ellas levanta los brazos animando al resto ya sin apenas voz y con un ramillete de hierbabuena en el escote.
Un niño va repartiendo abanicos de papel y los claveles se ‘queman’ al sol esperando que alguien se lleve la ‘oferta’ de 2x1. “¡Viva la raza gitana!” le jalean dos señoras de Sevilla a una mujer que vende flores. Flores, flores, hay muchas flores, flores se escucha en el interior de una caseta que más bien puede ser un bar de copas. Contrasta con otras que durante el almuerzo o quitan la música o el hilo musical está al mínimo.
“Fíjate, una jarra de rebujito son cuatro catavinos”, dice un señor en una de las terrazas.“Cuatro catavinos y dos millones de hielos”, le responde el compañero. Hay quien aprovecha esos ‘millones’ de hielo para refrescarse el cuello y las muñecas. Otros deciden directamente taparse con paraguas y es que hasta a un niño que va en un carrito le han dejado en pañales por las altas temperaturas a primera hora de la tarde.
No hay calor para esperar turno y hacerse una foto en el exterior de la caseta de González Byass. Como si hubiera que coger tique en la carnicería, los grupos se van dando paso para inmortalizar el momento junto al enrejado de flores rojas. Ya es tradición esta foto, como la de las botas de la entrada de la Avenida y entre el paseo de coches de caballos.
Fotos y selfies. Venga móvil en alto. Sonrisas. Choque de vasos. Otras mujeres prefieren esconder la jarra en la espalda de la amiga o la colocan en los grandes maceteros del paseo. Barbilla alta. No mires a cámara. Así como natural.
El miércoles de Feria se fue animando a medida que comenzó a correr el aire. Pocos grupos grandes de mujeres. Pocas sevillanas. Pero muchas ganas de pasarlo bien. Esto ya encara la recta final y hay que exprimir cada minuto.
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