No lo dudes: el secreto está en la gente
La fiesta local de este lunes anima a muchos jerezanos a compartir en familia el segundo día de esta Feria 2025
Salvador Fanega forma el lío en la Feria del Caballo de Jerez con El Pescailla

ADENTRARSE en la Feria es como adentrarse en otra ciudad distinta. El polvo y el albero te dan la bienvenida nada más cruzar el primer umbral y a partir de ahí, que sea lo que Dios quiera. En este universo ferial encontramos de todo, gente buena, gente mala, metepatas, carteristas, simpáticos, marchosos, saboríos/as y hasta buitres, porque, como en cualquier lugar del globo, tiene su propia sociedad.
En ella conviven también estratos, los que van a disfrutar y a pasárselo bien, los obligados (llámese, al que lo llama el jefe o la jefa para cumplir con el compromiso laboral), los posturas, esos bien trajeados y encorbatados pero que, como el cuento de Cenicienta, al final de la noche se dan cuenta de que todo es mentira, e incluso los roneantes, muy de Jerez, por cierto, esos que en el primer día ya dicen que se han gastado 500 euros o que cuentan batallitas a las pocas horas del alumbrado. También están los alma libre, aquellos que deambulan por el González Hontoria sin rumbo marcado, esperando toparse con alguien que le alegre el día, o justo lo contrario, los que se dedican a mirar obsesivamente el móvil para ver a qué grupo escuchar en alguna caseta de moda y andar de un lado para otro hasta el punto de no disfrutar realemente.
Así es la Feria de Jerez, un punto de encuentro diverso y en el que uno se puede mover libremente por las 177 casetas montadas sobre el real. Dentro de todo esta amalgama, lo fundamental es disfrutar, disfrutar con respeto y divertirse todo lo que se pueda, porque nadie está exento de nada (aquí estamos de paso, que diría mi abuela), así que si uno viene a Jerez estos días, el mejor lema no es otro que ‘a vivir que son dos días’.
Este segundo día de Feria, el domingo, estuvo marcado por la ventaja de la festividad del lunes, un día ideal pues para que muchas familias jerezanas se acercasen al completo al parque para disfrutar del día. Tanto es así que para encontrar una mesa libre, había que sudar la gota gorda, pues las reservas se convirtieron en la jornada de ayer en la nota predominante.
-“¿Tampoco aquí?, preguntaba un niño a su padre con cara de enfado. Cuestión de paciencia, señores, porque en algún lugar de esta mini-ciudad ambulante siempre hay un rincón al que acudir para mover el bigote y bien.
Lo mejor es que nada más llegar a la Feria, el Ayuntamiento había colocado venenciadores con fino de la tierra para ‘vender’ y dar a conocer (para los más despitados o despistadas) que Jerez es aspirante a la Capitalidad Europea de la Cultura 2031.
Al entrar, el arte de la venencia de Jesús Rubiales y su equipo hicieron de embajadores de su ciudad, una forma adecuada para vender todo lo que somos.
Muchos niños, especialmente a partir de que la tarde avanzara y sobre todo en la zona de atracciones (que se llenó por la tarde), y mucho foranáeo y foránea, pues el fin de semana siempre resulta atractivo para visitar la feria si se viene desde otro punto del país o de la provincia, vamos.
Eso sí, mucho calor (menos mal que refrescó de tarde). El arranque de la Feria del Caballo 2025 ha sido algo tórrido y aunque la mayoría de casetas gozan ya de sistemas de climatización, andar por el Hontoria a ciertas horas, resultaba cuanto menos agobiante.
Pero claro, que no cunda el pánico, porque para el agobio no hay mejor remedio que una buena copa de vino fresquito de la tierra, un rebujito, que entra mejor, pero luego, ya se sabe, o simplemente un refresco. Por cierto, a una media de tres pelotes con vaso de plástico.
Como suele ocurrir en estos días en los que el ‘Lorenzo’ aprieta, escaso movimiento por el real, y casetas llenas, con gente aprovechando el almuerzo y pegándosela como es debido.
Sí que sorprendió en el parque el paseo de caballos, bastante numeroso para ser domingo, la verdad. Evidentemente, no había el ‘intenso tráfico’ de un jueves o un viernes de Feria, que siempre aglutina al mayor número de jinetes y amazonas, pero sí más caballos de lo habitual. Jinetes, por cierto, vestidos correctamente, como debe ser en una tierra como esta. También carruajes, mucho más cuidados que en años anteriores, lo que denota que las cosas se están haciendo bien en este aspecto.
Esto sólo acaba de empezar, guarden fuerzas (y billetes) que lo mejor estar por llegar.
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