Con su nombre propio

Diario de las artes

PEPE CANO

Galería Omorfia

CÁDIZ

Obras de Pepe Cano.
Obras de Pepe Cano.

HEMOS comentado en multitud de ocasiones la fuerza que tiene la pintura del momento. Aquellos agoreros que, hace unos años, anunciaban su muerte porque otros modos de expresión se imponían, se equivocaron totalmente. También, otros iluminados, abanderados de una mal entendida modernidad, pontificaban que la figuración era cosa del pasado y su vida estaba a punto de finalizar. Unos y otros, absolutamente desinformados y con planteamientos manifiestamente erróneos, no han tenido más remedio que sucumbir a la tremenda realidad existente: la pintura, en general, está más viva que nunca y la figurativa, en particular, cada día tiene mejores hacedores y su valor está continuamente en alza. No hay nada más que ver las espectaculares exposiciones de pintura que, actualmente, existen o asistir a las ferias importantes en las que se constata que ella es la auténtica protagonista. Para testificar tales planteamientos y sin movernos de Cádiz, no hay nada más que observar tres muestras que, en estos momentos, ocupan los espacios expositivos de la ciudad. Buena pintura en Benot, con el esclarecedor paisaje de Lola Montero; buenos postulados pictóricos -además de otras cosas – de Pablo Fernández-Pujol en la Sala Rivadavia; amplia pintura en la Casa Pemán de Julián Delgado; la historia cercana del pop en el Centro Cultural Unicaja; pintura de diferente consideración en el Castillo de Santa Catalina y buena pintura en la galería Omorfia, con la pintura siempre atractiva de Pepe Cano.

Y en esta última, calle San Pedro, nos vamos a detener. Pepe Cano es un pintor conocido de la provincia, con mucha experiencia a sus espaldas y con una visión artística muy personal y distinta. Su pintura, desde un principio, ha tenido dos características fundamentales: lenguaje personal e intransferible y festiva ironía ante una sociedad que manifiesta muchos desenlaces bastante a contracorriente. Y es que el pintor de La Línea lleva toda su vida artística relatando aspectos de una realidad que deja entrever muchos esquemas que, aunque aparezcan llenos de encuadres paralelos a lo real o, incluso, fuera de lo que se puede considerar un contexto lógico, son absolutamente constatables. Su pintura está llena de personajes que acusan unas particulares posiciones esquivas, trasuntos de una realidad con infinitos esquemas que rozan lo surreal. También, elementos constitutivos de una humanidad, la actual, la que vemos, la que sufrimos socialmente, la que manifiesta circunstancias ajenas a la lógica, la extraña, la exagerada, la prosaica la consumista, la burda, la tonta, la enterada… que presenta infinitos desajustes. En la pintura de Pepe Cano, todo es susceptible de ofrecer una mirada diferente, llena de ironía; ironía que es cáustica, con una retranca y sabias posiciones que hacen sonreír; siempre tangentes a lo real y habitual. Por la escenografía, que podríamos llamar ‘a lo Pepe Cano’ transcurren situaciones de una distopía actuante.

Obra de Pepe Cano.
Obra de Pepe Cano.

Sus personajes no nos pasan desapercibidos porque los intuimos, los hemos visto cercanos y ejerciendo esa función social a contracorriente.

Conozco a Pepe Cano desde hace mucho tiempo y siempre he visto en él un pintor diferente. Con un lenguaje propio donde los personajes, ya icónicos, de rasgos simples pero llenos de expresividad, mantienen vivos los esquemas de esa actualidad existencial de gestos exagerados. Siempre he contemplado en su pintura entusiasmo creativo, festivo sentido de la ironía; sus obras recrean una figuración transparente en la que lo real ofrece sus aspectos más jocosos y sus encuadres más ácidos; encuadres sacados de un entorno presentido donde todo es posible y en el que transita una sociedad diferente pero conocida, protagonizada por unos personajes que patrocinan ese especial modelo iconográfico, “a la manera de Pepe Cano” y que nos presentan una serie de figuras siempre con unas contantes claras: inexpresividad y grandes ojos fijos, de mirada penetrante y escrutadora; personajes que desempeñan un especialísimo papel en esa realidad mediata de la que forman parte.

De nuevo nos encontramos a un Pepe Cano personal e intransferible, con sus personajes únicos y su justa y ácida ironía.

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