El dúo Jovovich-Anderson siempre a peor

La filmografía de Paul W. S. Anderson dicta sentencia desde sus inicios en los años 90 con Mortal Kombat, Resident Evil (de larguísima vida estirada) o Alien vs. Predator hasta las más recientes Pompeya o Monster Hunter. Yendo siempre a peor, como esta Tierras perdidas confirma. Su guión, coescrito por Anderson y el multicreador, guionista y director alemán Constantin Werner, se basa en un relato del reverenciado George R. R. Martin, sobre cuya saga Canción de hielo y fuego se creó la serie televisiva Juego de tronos.

Su disparatado argumento, naturalmente ambientado en costrosos y violentos mundos postapocalípticos, une a una pérfida reina con poderes absolutos (Amara Okereke) que envía a una bruja macizeibol, que diría Forges, (Milla Jovovich) a las justamente tenidas como peligrosas Tierras Perdidas -una rara combinación  de Edad Media y distopía retro futurista llena de criaturas horrendas- a la búsqueda de unos poderes naturalmente mágicos que la harán aún más poderosa y mala, en compañía de un cazador con un cierto aire de sucio personaje de pos-western igualmente macizeibol (Dave Bautista), porque es sabido que los protagonistas de la fantasía heroica son culturistas, herederos de los Gordon Scott y Steve Reeves de los peplum y por supuesto del Schwarzenegger que debutó en Conan, a la que esta película parece hacer guiños, allá por 1982.

El dúo Anderson-Jovovich, pareja en la vida real, obtuvo un poco (no mucho) mejores resultados con sus anteriores colaboraciones en las muchas entregas de Resident Evil, todas menos dos dirigidas por Anderson, y en Monster Hunter. Se comprende que haya tardado dos años en estrenarse.