El Cachorro en Roma

Confabulario

21 de mayo 2025 - 03:05

El Cachorro en Roma, junto al viejo Coliseo, o ya en el interior de San Pedro, tiene algo de inesperado déjà vu, puesto que uno descubre, inopinadamente, no el contraste entre la paganidad y el orbe cristiano, sino la continuidad de la que es fruto la talla extraordinaria de Ruiz Gijón. La otra tarde, en la presentación de El foro romano, obra del medievalista Igor Santos Salazar, hablábamos precisamente de esta supuesta paradoja; paradoja que no es tal, en tanto que ni el Cachorro, ni el Gran Poder, ni ninguno de los Cristos dolientes que abundan en el XVII, serían posibles sin el hallazgo, en la Roma de 1506, del famosísismo grupo escultórico del Laocoonte, encontrado en la viña de un particular, y con el que se haría finalmente el papa Della Rovere, Julio II.

Settis tiene un libro magnífico al respecto, Laocoonte, fama y estilo, donde se pormenorizan los detalles de este hallazgo, así como el largo linaje que va desde Plinio el Viejo, quien lo menciona en su Historia Natural, a su exposición en el Louvre tras la presa napoleónica. Tanta es su importancia para el imaginario de los últimos siglos, que Winckelmann se ocupará larga y equivocadamente de ello en su Historia del arte en la Antigüedad (1764). Y Lessing le responderá, casi de inmediato, en una obra de mejor juicio, titulada Laocoonte, en la que se inaugura la crítica moderna del arte. En fin, Luis Alberto de Cuenca, a quien le acaban de conceder el Reina Sofía de Poesía, recordaba recientemente que Europa es hija de la filosofía griega,el derecho romano y el cristianismo. Lo cual no deja de ser una obviedad que hoy ya no nos parece obvia. Asunto distinto es en qué medida y de qué forma se han amalgamado tales cuestiones. Pero es evidente que somos hijos de una fecunda pluralidad de fuentes, y que es, por ejemplo, Julio II, en competencia con su sobrino el cardenal Galeoto, quien dará fama universal a la obra de tres escultores de Rodas: Agesandro, Polidoro y Atenodoro, autores del Laocoonte, donde se representa la muerte de un sacerdote pagano.

Como digo, ni la escultura de Miguel Ángel, ni la manera atormentada y solemne en que se concibe el Cachorro, pueden elucidarse al margen de este conocimiento del mundo antiguo. En tal sentido, quienes piensan que el Renacimiento es un fenómeno que ocurre al margen o contra la Iglesia, se hallan lejos de estar en lo cierto. Ruiz Gijón es trastaranieto de los escultores de Rodas, en igual forma en que San Isidoro, padre de la Iglesia, es hijo cultural de Plinio el Viejo, almirante de Roma.

stats
OSZAR »