Temporada alta turística

El verano implica el arranque de la temporada alta para el turismo en Andalucía, un motor económico que representa más del 12% del PIB de la comunidad y que emplea a más de 400.000 trabajadores. La Junta espera un crecimiento moderado del 6% del número de visitantes, pero un incremento de un 15% en los ingresos. Sin duda los próximos meses pondrán a prueba la respuesta de las distintas infraestructuras ante la llegada masiva. Desde las propias terminales de los aeropuertos a las carreteras y sus accesos o las conexiones ferroviarias y el resto de transporte. El Gobierno andaluz se muestra crítico, y con razón, al reprochar a la Administración central la falta de inversiones importantes para subsanar algunas de esas carencias. Pero también precisa de un debate más sosegado de los condicionantes negativos sobre la calidad de vida de cientos de miles de ciudadanos que residen en zonas de gran afluencia, de la avalancha de visitantes que se registra en julio y agosto y su repercusión en los servicios. La Consejería de Turismo mantiene que Andalucía aún guarda margen de crecimiento en el número de viajeros. Este año la cifra de los 37 millones puede quedarse muy cerca. El desafío es conseguir que esos turistas se distribuyan durante los doce meses y por todo el territorio. También niega la Junta que el sector sea el responsable de la continua alza de los alquileres o las dificultades para encontrar viviendas. Pero incluso el Banco de España, en un informe reciente, ya ha alertado del impacto negativo sobre los colectivos más vulnerables ante el boom de los pisos vacacionales. Cierto que hay que buscar incentivos para que los propietarios de las 600.000 casas desocupadas en la comunidad decidan salir al mercado. Pero una medida no excluye lo anterior. El turismo es esencial para el presente y el futuro de Andalucía. La apuesta ya debe ser por la calidad y no por la cantidad. Y que se contemple que los recursos que genera ayuden a mitigar los problemas que crea.